Pintura de John Constable
¿Habéis mirado alguna vez con atención las nubes? Las hay de todos los colores: blancas, grises de lluvia, negras de tormenta, rojas, naranjas y amarillas al atardecer o por la mañana. Incluso, a lo lejos, por la tarde, a veces las podemos ver azules o verdes, como las montañas debajo de ellas.
Para mí, la mayor sorpresa que tuve la primera vez que volé en un avión fue la forma de las nubes desde arriba: parecían montañas inmensas de algodón. Quería salir del avión y pararme a dormir la siesta sobre ellas. ¡Se debe de dormir tan bien en una nube...!
¿Os imagináis el cielo siempre azul, sin nubes? Quizá un día, una semana, un mes, sería agradable; pero, ¿podríamos vivir felices sin su sombra, sin esa luz tan hermosa del sol cuando aparece por el único agujero que deja el cielo nublado? Posiblemente sí, pero nuestra vida sería mucho más triste.